spot_img
HomeColumna X La LibreDiego Castañón, el líder que Tulum necesita; Jorge Portilla, el perdedor que...

Diego Castañón, el líder que Tulum necesita; Jorge Portilla, el perdedor que no sabe cuándo retirarse

*El primero, gobierna con la legitimidad que le otorgó el pueblo; el segundo, se arrastra en las sombras de su derrota, tratando de disfrazar su fracaso

Por Joaquín Quiroz Cervantes

Las elecciones no solo definen el rumbo de un municipio, también dejan al descubierto la habilidad –o torpeza– de quienes aspiran al poder. En Tulum, la historia ha sido escrita nuevamente y, como en toda guerra, hay vencedores y vencidos.

En esta ocasión, el claro ganador es Diego Castañón Trejo, quien ha demostrado, con una contundente victoria, que cuenta con el respaldo del pueblo y la fuerza indiscutible de la 4T.

Mientras que, del otro lado, tenemos a Jorge Portilla Mánica, quien, con la soberbia y la ignorancia que lo caracteriza, sigue arrastrando su derrota, tratando de disfrazarla con una porra patética y un discurso vacío.

Castañón Trejo, ahora en su segundo mandato como presidente municipal, consolida su liderazgo y reafirma que Tulum necesita gobernantes con visión, capacidad y firmeza.

Su triunfo no es fruto del azar ni de promesas vacías, es el reflejo de la confianza de una ciudadanía que ha decidido apostar por un futuro mejor, lejos de los fantasmas del pasado que personajes como Portilla representan.

Y es que Jorge Portilla, en su afán de aferrarse a lo poco que le queda de relevancia política, ha caído en la ridiculez absoluta. Llegó a la sesión solemne del cabildo, donde Diego Castañón rendía protesta, rodeado de una porra que parecía más un grupo de fanáticos despistados que un equipo político serio.

Pero, ¿qué esperaba?, ¿que los gritos y aplausos cambiaran el hecho de que perdió las elecciones? Las urnas no mienten, y en ellas quedó claro quién tiene el respaldo del pueblo.

Sin embargo, Portilla, en su delirio, se atreve a proclamarse parte de la “primera fuerza política” de Tulum, basándose en los 12 mil votos que obtuvo su partido, Movimiento Ciudadano, una cifra que, aunque considerable, no fue suficiente para derrotar al carro ganador de la 4T, y mucho menos para ganarse un puesto digno de respeto en el cabildo.

Pero ahí no acaba la farsa. Durante la sesión, Portilla, en lugar de asumir su derrota con dignidad, decidió quejarse amargamente por no recibir una comisión del cabildo que le fuera de su agrado. Como si aún estuviera en condiciones de exigir, olvidando que, en política, quien pierde no tiene más que aceptar lo que la mayoría decida.

La realidad es que Portilla sigue siendo uno más del montón, un regidor sin peso, cuya voz apenas si se escucha en medio del eco de su propia frustración. Y, como era de esperarse, en un acto de suprema ignorancia, Portilla se atrevió a cuestionar el reparto de comisiones, lanzando insinuaciones sobre corrupción y falta de transparencia, cuando él mismo ha sido protagonista de actos que lo descalifican para hablar de moral y ética.

Este es el mismo Jorge Portilla que en 2016, tras perder por primera vez, se negó a asumir su regiduría, pero que, gracias a su cercanía con el entonces gobernador Carlos Joaquín, fue colocado como secretario de Infraestructura y Transporte, un puesto del que salió por la puerta de atrás debido a su ineficacia y acusaciones de corrupción.

Ahora, en un desesperado intento por mantenerse relevante, Portilla reclama una comisión que no le corresponde y se queja de que no fue consultado para la asignación. ¿Qué esperaba?, ¿ser tratado como un triunfador cuando es un perdedor más?

Mientras tanto, Diego Castañón Trejo sigue adelante, demostrando que la 4T tiene el control y que su liderazgo es inobjetable.

Castañón no solo ganó las elecciones, también ha consolidado su mandato con firmeza, enfrentando los desafíos con determinación y un equipo que sabe lo que hace. La diferencia entre Castañón y Portilla es abismal.

El primero gobierna con la legitimidad que le otorgó el pueblo, el segundo se arrastra en las sombras de su derrota, tratando de disfrazar su fracaso con discursos populistas que nadie toma en serio.

El colmo del ridículo llegó cuando Portilla, tras su discurso absurdo sobre la corrupción y la representación ciudadana, fue abucheado por una mujer en la audiencia. Y en lugar de asumir el momento con madurez, pidió que los cuerpos de seguridad intervinieran por “falta de respeto” a su investidura.

¿Falta de respeto? La verdadera falta de respeto es pretender que alguien como Jorge Portilla, quien ha demostrado una y otra vez su incompetencia, tenga el descaro de pedir respeto cuando él mismo no ha sido capaz de ganárselo.

La política en Tulum es clara: hay ganadores y perdedores. Diego Castañón es el hombre que necesita el municipio, el líder que lo llevará hacia un futuro próspero.

Jorge Portilla, en cambio, es el ejemplo perfecto de lo que no debe ser un político: un hombre sin visión, sin liderazgo y, lo peor de todo, sin la capacidad de aceptar su lugar en la historia.

Porque, al final, la política no se trata de gritos ni de porras, se trata de votos y, en ese campo, Portilla perdió rotundamente.

Diego Castañón Trejo es quien hoy lleva las riendas de Tulum, y lo hace con la legitimidad que le otorgan las urnas y el respaldo de la gente. Mientras tanto, Jorge Portilla seguirá siendo un personaje secundario en una obra que ya no le pertenece, aferrado a una narrativa que nadie más quiere escuchar.

Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.

Mi correo: quirozjoaquin@yahoo.com.mx. Sígueme en X @joaquinquirozc y Facebook porlalibrecolumna #Xlalibre #yotambiensoymalix #soyquintanaroo

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Publicidad -spot_img
- Publicidad -spot_img