*Claudia Sheinbaum sigue gobernando con resultados tangibles. Y eso, al final del día, es lo que la gente valora
*La presidenta municipal de Benito Juárez, Ana Paty Peralta de la Peña, dio cátedra de lo que significa realmente integrar a todos los sectores de la sociedad
*Si algo define a la actual titular de la Comisión de los Derechos Humanos de Quintana Roo, Omega Ponce, es la contradicción entre el discurso y la realidad
Por Joaquín Quiroz Cervantes
Mientras los líderes de las cámaras legislativas parecen más enfocados en obstaculizar y retrasar las iniciativas de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la mandataria ha demostrado que el verdadero liderazgo se ejerce con acciones concretas, no con discursos vacíos.
La reciente prórroga en los aranceles, lograda gracias a su diálogo directo con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es una prueba más de su capacidad para gestionar la política exterior con visión de Estado.
El juego legislativo, en el que muchos diputados y senadores encabezados por sus líderes, parecen más interesados en entorpecer que en construir, contrasta con la postura de los gobernadores y gobernadoras del país, quienes, en su mayoría, han demostrado estar alineados con la presidenta en un respaldo real y decidido.
Algunos legisladores federales también han mostrado lealtad al proyecto de nación que encabeza Sheinbaum, pero no se puede decir lo mismo de ciertos actores políticos que insisten en colocar sus intereses personales por encima del bienestar del país.
Sheinbaum Pardo está tejiendo una estrategia diplomática fina para limpiar el desastre heredado en materia internacional, enfrentándose a una oposición interna que, en lugar de actuar en favor de México, parece más interesada en debilitar su liderazgo.
La presidenta está resolviendo lo que otros no pudieron y lo está haciendo con temple, con determinación y con inteligencia política.
En este escenario, queda claro que mientras algunos legisladores juegan a la política de las prórrogas, en nepotismo y reelección, Claudia Sheinbaum sigue gobernando con resultados tangibles. Y eso, al final del día, es lo que la gente valora: que haya una presidenta con capacidad, visión y liderazgo.
Incluir es más que cambiar letras
Más allá de la moda de modificar palabras con letras inclusivas o inventar pronombres que más que acercar, confunden, la verdadera inclusión se demuestra con acciones, no con discursos vacíos ni con poses políticamente correctas.
En esta ocasión, la presidenta municipal de Benito Juárez, Ana Paty Peralta de la Peña, dio cátedra de lo que significa realmente integrar a todos los sectores de la sociedad.
En un acto reciente, en el que se llevó a cabo el matrimonio de personas con discapacidad auditiva en Cancún, la munícipe no solo acudió como testigo del enlace, sino que, con lenguaje de señas, logró entablar una comunicación directa con los contrayentes, rompiendo barreras y demostrando con hechos lo que otros solo presumen en discursos.
Y es que en un país donde la palabra “inclusión” se ha convertido en un simple eslogan electoral o en una bandera oportunista, incluso de algunos grupos, pocos se toman la molestia de entender que la integración real no es de forma, sino de fondo. No es modificar el lenguaje para quedar bien con ciertos grupos, sino generar espacios y condiciones para que todos se sientan parte de la sociedad.
El esfuerzo de Ana Paty Peralta no solo es simbólico, también envía un mensaje claro: la inclusión no es una ocurrencia de temporada, sino un compromiso con quienes a menudo han sido ignorados. En un municipio como Benito Juárez, donde la diversidad y la multiculturalidad están a la orden del día, este tipo de gestos marcan la diferencia y construyen comunidad.
Siguiendo su lema de “Cancún nos une”, la presidenta municipal demuestra que el trabajo de un gobernante no es solo administrar recursos o inaugurar obras, sino generar un sentido de pertenencia, de cercanía y de empatía con la gente. Ojalá más políticos entendieran que la verdadera inclusión no es cambiar la letra de las palabras, sino cambiar la manera en la que nos relacionamos con quienes han sido marginados por una sociedad que muchas veces prefiere la comodidad de la indiferencia.
Ana Paty no solo habló de inclusión, la practicó. Y en estos tiempos, eso ya es mucho decir.
En casa del herrero, azadón de palo
Si algo define a la actual titular de la Comisión de los Derechos Humanos de Quintana Roo, Omega Ponce, es la contradicción entre el discurso y la realidad. La instancia encargada de velar por los derechos humanos en la entidad parece haber olvidado que estos también aplican a quienes ahí laboran. Nos reportan que el ambiente dentro de la institución es tenso, con un trato deficiente y hasta déspota hacia el personal.
Las oficinas centrales en Chetumal, ubicadas en el edificio de la avenida Maxuxac, son un reflejo de la falta de compromiso con las condiciones laborales.
Dicho inmueble, construido durante la gestión del exombudsperson Marco Antonio Toh Euán –mentor y creador de su sucesora, Omega Ponce–, es un monumento a la ineficiencia: costoso, mal planeado y sin las condiciones adecuadas para un buen desempeño laboral.
A más de un año de haber asumido la encomienda, la gestión de Ponce sigue sin mostrar resultados tangibles en materia de recomendaciones o acciones contundentes.
Su administración se ha limitado a una agenda de “eventitis” sin trascendencia, donde el lucimiento personal parece ser la prioridad. Mientras tanto, quienes trabajan en la institución deben soportar la descomposición de los aires acondicionados y una infraestructura deficiente, lo que no solo afecta el desempeño de sus labores, sino que además atenta contra su propia dignidad laboral.
Las solicitudes reiteradas del personal para mejorar sus condiciones han caído en oídos sordos.
Ni la ombudsperson ni el eterno oficial mayor, el panista Erick Armando Poot Alcocer, han mostrado interés en atender estas carencias.
Más grave aún, los trabajadores que han intentado levantar la voz han sido amenazados con represalias, lo que deja en evidencia el clima de intimidación dentro de la institución.
Resulta irónico que un organismo encargado de defender los derechos humanos permita que sus propios trabajadores sean víctimas de abusos y condiciones indignas.
Pero así es la doble moral de ciertos funcionarios: predican justicia y equidad, pero al interior de sus oficinas impera la indiferencia y el autoritarismo.
Si bien la Comisión de los Derechos Humanos de Quintana Roo debería ser un baluarte en la defensa de los derechos ciudadanos, la realidad es que, bajo la administración de Omega Ponce, el organismo se ha convertido en un ente burocrático inoperante, donde la simulación le ha ganado la partida a la acción. Y mientras tanto, el personal que ahí labora sigue esperando que alguien, por lo menos, repare los aires acondicionados.
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.
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