*El trabajo de Ana Paty Peralta ha sido clave para fomentar el sentido de pertenencia
*El peor enemigo de los sordos es el tartamudo de la conciencia; Hugo Alday no es más que un vestigio de aquellos viejos hábitos políticos que ya no tienen cabida en Quintana Roo
Por Joaquín Quiroz Cervantes
Cuando se habla de Cancún, no solo se menciona a un destino turístico internacionalmente reconocido, sino a una ciudad joven, vibrante y en constante metamorfosis. Este año, al cumplir 55 años de existencia, la ciudad ha vivido una sesión solemne que marcó un parteaguas, presidida por la gobernadora Mara Lezama, una mujer que, además de ser la primera gobernadora de Quintana Roo, tiene el honor de haber sido dos veces presidenta municipal de la ciudad.
Desde el principio, Ana Paty Peralta, quien ha sido catalogada como la “más marista” de las presidentas municipales de Quintana Roo, ha destacado por su profundo compromiso con los valores y el desarrollo de Cancún.
El mensaje de Ana Paty Peralta con motivo de los 55 años de la ciudad fue un reflejo de esta dedicación. Un discurso que no solo celebró la juventud y energía de Cancún, sino que también planteó serias reflexiones sobre los desafíos y oportunidades que la ciudad enfrenta.
Cancún, según Peralta, se encuentra en lo que ella denomina una “adolescencia urbana”: fuerte y hermosa, pero también vulnerable. Esta alegoría no es fortuita, ya que refleja el delicado equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad, una disyuntiva que enfrenta toda gran urbe.
En sus palabras, Ana Paty instó a los ciudadanos a reflexionar sobre el tipo de ciudad que queremos construir. ¿Seremos una comunidad amigable, solidaria y consciente de su entorno? ¿O, por el contrario, caeremos en una espiral de caos y desconexión con los valores que nos dieron origen?
Este llamado a la reflexión no es solo un ejercicio de retórica, sino una invitación urgente a que cada cancunense se involucre activamente en el proceso de construcción de la ciudad.
Además, Ana Paty subrayó la corresponsabilidad ciudadana como un pilar fundamental para el desarrollo sostenible de Cancún. La ciudad no puede ser construida solo desde los pasillos del gobierno, sino desde las acciones diarias de quienes la habitan.
En este contexto, hizo un llamado al civismo, promoviendo conductas que son el reflejo del amor y el respeto por la ciudad: no tirar basura, respetar las vialidades, cuidar las playas y rechazar la violencia. Estos, señaló, son gestos concretos de civismo que demuestran el compromiso de los cancunenses con su hogar.
Un punto crucial en su discurso fue destacar que Cancún es mucho más que un destino turístico. Es un hogar en construcción, una ciudad que es tan valiosa para quienes nacieron en ella como para quienes han llegado a hacerla suya.
En este sentido, el trabajo de Ana Paty Peralta ha sido clave para fomentar el sentido de pertenencia, un compromiso que se materializa en su cierre emotivo: “Yo soy Cancún, soy cancunense”. Esta frase no solo es un lema de orgullo, sino una declaración de identidad, un manifiesto de que todos somos parte de este proyecto común.
Ana Paty Peralta está, sin lugar a dudas, siguiendo el legado de su mentora política, la gobernadora Mara Lezama, quien ha sido pieza clave en la historia reciente de Cancún y Quintana Roo.
Al igual que Mara Lezama, Peralta ha demostrado que el trabajo de gobernar va más allá de las administraciones; se trata de construir una comunidad sólida, consciente de sus raíces y con un firme compromiso con el futuro.
Ambas mujeres, con sus respectivos enfoques y trayectorias, están dejando una huella indeleble en la ciudad, transformándola no solo en un destino turístico de renombre mundial, sino en un verdadero hogar para todos sus habitantes.
El trabajo de Ana Paty Peralta, con su enfoque de respeto a los valores y su visión de largo plazo, refleja que Cancún está en buenas manos.
En una época en que la política debe ser un servicio que beneficie a las personas, su gestión está marcando la diferencia.
El futuro de Cancún parece prometedor, y bajo su liderazgo, la ciudad continuará construyendo una historia de arraigo, identidad y suma importancia para Quintana Roo y México.
En definitiva, Cancún no solo celebra sus 55 años de existencia, sino el inicio de una nueva etapa llena de retos, pero también de grandes oportunidades, guiadas por mujeres como Mara Lezama desde la gubernatura y Ana Paty Peralta al frente del ayuntamiento de Benito Juárez.
El peor enemigo de los sordos es el tartamudo de la conciencia
Es fascinante cómo algunos personajes, que nunca han estado ni remotamente cerca de un verdadero compromiso con las causas sociales, se convierten en los grandes “paladines” de la justicia y la verdad… todo desde la comodidad de su escritorio, claro.
Ejemplos como Hugo Alday Nieto, el diputado que se dedica a inyectar desinformación con la misma soltura con la que se sirve una taza de café en las reuniones donde todo se resuelve con sonrisas y promesas vacías.
Mientras las autoridades reales, esas que están en el terreno, en la lucha diaria, siguen su trabajo por los desaparecidos, Alday se siente el justiciero del teclado. Y lo peor: se atreve a difundir rumores sobre desapariciones que no existen en redes sociales. Lo hace sin el mínimo reparo, como si se tratara de una necesidad personal más que de una acción comprometida con la verdad.
Como ayer, lunes, difundiendo una supuesta desaparición de alguien que ya hasta había aparecido, sin embargo, en el afán del protagonismo y la crítica infundada, ni tardo ni perezoso el diputado, criticando y difundiendo información falsa, fiel a su estilo.
La gobernadora Mara Lezama, por otro lado, ha puesto en marcha un sistema de apoyo real y efectivo para los familiares de las personas desaparecidas, y sin más el remedo de político entorpeciendo las cosas, difundiendo noticias fake y opinando y tecleando nomás porque tiene dedos.
Con mesas de trabajo, reuniones directas con colectivos y una atención precisa, su gobierno está demostrando que se puede hacer un trabajo serio en este tema, a diferencia de los años de olvido y negligencia que se vivieron bajo administraciones anteriores. Si hay un avance sustancial en la materia, no se debe a los “nuevos mesías” de la política, sino a la voluntad de quienes, de manera callada pero firme, han puesto el hombro en este doloroso asunto.
Y aquí es donde entra Alday Nieto. Este político que, por si alguien no lo recordaba, es un hombre de muchos sombreros, todos mal ajustados. Comerciante, abogado, “representante” mercantil, testaferro y, por supuesto, diputado.
Un hombre que se niega a comprender lo que significa la austeridad de la cuarta transformación. Un hombre atrapado en un partido al que ni él mismo sabe por qué sigue perteneciendo, el PT. Un partido donde no tiene espacio, no pinta, no tiene nada que ofrecer más que su crítica vacía, su falta de propuestas y su amor por el dinero, ese amor que lo ha llevado a coquetear con los sectores más oscuros de la política.
Lo que Alday no entiende, y tal vez nunca entenderá, es que el poder no se conquista con boicots ni con críticas sin fundamento, sino con trabajo serio.
Como político, ha hecho todo lo posible para cerrar puertas: desde su época en el que era beneficiado por el PRI, donde ni sus propias “ligas” le dieron la oportunidad de ascender, hasta su actual batalla por deslegitimar un gobierno que, está logrando avances reales.
El PRI lo repudió, el PAN nunca le dio cabida, y ahora se encuentra atrapado en el PT, parte al menos en las boletas y en la conveniencia de la cuarta transformación, sin ser capaz de levantar cabeza. En fin, no es una sorpresa que haya decidido hacer campaña con la desinformación, como si sus juegos de escritorio pudieran cambiar algo en la realidad del estado.
¿Y qué decir de su historia con el registro de marcas? No se puede olvidar cómo Alday intentó apropiarse de bienes del estado como fideicomisos, haciendo de esos recursos su propio negocio privado. El enojo no venía de principios, sino de intereses personales. De ahí, su eterna pelea con quienes representaban el poder. La lucha no fue por el bien común, sino por su propio beneficio. No es de extrañar que hoy, con el desgaste de sus propias contradicciones, su crítica a las estrategias en acompañamiento a madres buscadoras en la administración actual y difundiendo fake news, suene más vacía que nunca.
Lo cierto es que Hugo Alday no es más que un vestigio de aquellos viejos hábitos políticos que ya no tienen cabida en el estado de Quintana Roo.
Esos personajes que creen que pueden seguir jugando a ser políticos de oficina, olvidando que la política real se hace con resultados, no con posturas oportunistas. Y, como diría el dicho: “El peor enemigo de los sordos es el tartamudo de la conciencia”. Alday, por más que se empeñe, no logrará engañar a nadie, ya que su discurso es tan falto de credibilidad como sus antecedentes.
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.
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