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Ana Paty Peralta, continuidad y ejemplo de construir con resultados el segundo piso de la transformación

*La administración de Peralta de la Peña se caracteriza por un dinamismo incesante y una capacidad para reinventar Cancún

*Movimiento Ciudadano parece haber convertido su estrategia electoral en un singular ejercicio de coleccionismo

Por Joaquín Quiroz Cervantes

En la atmósfera política de Cancún y Morena, un nombre resuena con fuerza en los corrillos del poder y en las conversaciones cotidianas de sus habitantes: Ana Patricia Peralta de la Peña. Su figura se conoce como símbolo de perseverancia, talento y compromiso, no sólo por su notable trayectoria en la vida pública, donde ha ostentado roles desde regidora por Benito Juárez. hasta diputada en distintos órdenes y presidenta municipal, sino también por su actual aspiración a revalidar su mandato al frente del ayuntamiento más importante del estado.

Ana Paty Peralta se perfila como una continuadora de la obra de Mara Lezama, actual gobernadora de Quintana Roo y figura cimera de la política local, quien históricamente se reeligió para seguir al mando de Cancún antes de ascender al gobierno estatal. Este paralelismo destaca la estrecha relación política entre ambas líderes, además de subrayar la estrategia de Morena y la 4T de apostar por la continuidad y el refuerzo de las transformaciones iniciadas.

La administración de Peralta de la Peña se caracteriza por un dinamismo incesante y una capacidad para reinventar Cancún, dotándolo de mejores servicios, infraestructuras y una atención ciudadana de calidad. Su gestión ha impreso un sello distintivo a la ciudad, haciendo patente el eslogan de Morena sobre crear un “segundo piso” de transformación.

Este compromiso con la continuidad, sin embargo, va más allá de la mera reproducción de estrategias. Ana Paty Peralta ha sabido imprimir un estilo propio a su gobierno, manteniendo un delicado equilibrio entre seguir las líneas maestras de su predecesora y aplicar su visión personal para el desarrollo de Cancún, el destino turístico más importante de Latinoamérica.

Su liderazgo es una prueba de la confianza depositada en su capacidad para llevar a buen puerto los destinos de Benito Juárez, además, se presenta como un desafío ante sus oponentes, marcando una fuerte delantera en la preferencia electoral.

Con el inicio de su campaña política rumbo a la reelección, los ojos de los cancunenses están puestos en Ana Paty Peralta, cuya figura va no sólo como la candidata de Morena sino como la personificación de un proyecto de continuidad que promete seguir transformando la realidad local.

La candidatura de Peralta de la Peña es un reflejo de las dinámicas internas de Morena y la 4T, además de ser un termómetro de la política quintanarroense, donde la capacidad de reinventarse y mantener la sintonía con las necesidades ciudadanas será crucial para decidir el futuro de Cancún.

Así, en la figura de Ana Patricia Peralta de la Peña, Cancún ve encarnada la posibilidad de consolidar los logros alcanzados y abrir nuevos horizontes para su comunidad. Su campaña se espera sea el escenario donde se dirimirán las aspiraciones de un partido o una coalición, así como las expectativas de una ciudadanía ávida por continuar transitando el camino de la transformación y la mejora continua.

Movimiento Ciudadano: bazar de los sueños rotos en Quintana Roo

En los intrincados laberintos de la política quintanarroense, Movimiento Ciudadano parece haber convertido su estrategia electoral en un singular ejercicio de coleccionismo: un acopio desenfrenado de figuras políticas que, lejos de brillar por sus éxitos, destacan por una trayectoria jalonada de derrotas y desencantos.

La galería de personajes reclutados por este partido, desde Jorge Portilla y Lidia Rojas Fabro, hasta Jesús Pool, y no olvidemos el inexplicable caso de Roberto Palazuelos, dibuja un panorama más propio de una reunión de ilusiones perdidas que de un proyecto político con aspiraciones de victoria.

A esta peculiar colección se suma Layda Flores Terrazas, cuya participación en la campaña genera más controversias que adhesiones, especialmente en Chetumal, donde su presencia parece ser más un lastre que un impulso. Y qué decir de José Luis Pech, cuya figura evoca más a un anochecer político que a la promesa de un nuevo amanecer.

Movimiento Ciudadano, entonces, parece empeñado en desafiar toda lógica electoral: en lugar de buscar renovación y frescura, opta por un catálogo de candidaturas que bien podrían encabezar cualquier lista de lo más granado de la política de antaño, aquella que ya no resuena con el electorado actual.

La ironía alcanza su cenit cuando observamos la disonancia entre las prácticas internas del partido y los ideales que algunos de sus miembros proclamaban en tiempos no muy lejanos.

Acusaciones de violencia política se entremezclan con un silencio cómplice de quienes, en otros momentos, lideraron la carga contra injusticias similares. La congruencia brilla por su ausencia en el escenario montado por Movimiento Ciudadano, donde la lucha por la equidad y la justicia parece haber sido convenientemente olvidada por algunos de sus integrantes en pos de un lugar en la nómina electoral.

Este panorama de decadencia no es exclusivo de Quintana Roo, pues la crisis de identidad y relevancia de Movimiento Ciudadano se replica a nivel nacional. Figuras como Samuel García se convierten en el hazmerreír de las redes sociales, mientras que otros, como Enrique Alfaro y el hijo de Colosio, optan por mantener una prudente distancia de este naufragio anunciado.

En este contexto, uno no puede evitar preguntarse sobre el futuro inmediato de Movimiento Ciudadano en Quintana Roo. Si los estandartes del partido son los que han sido descritos, ¿qué esperanzas quedan para una formación que parece más enfocada en ser refugio de carreras políticas en declive que en constituirse como una verdadera opción de cambio y progreso?

El desafío que enfrenta Movimiento Ciudadano es monumental, no solo por la necesidad de revivir su imagen y propuesta ante el electorado, sino también por la imperiosa tarea de demostrar que es posible hacer política de otra manera, lejos de los personalismos y las apuestas por figuras cuya relevancia parece pertenecer a otro tiempo.

Mientras tanto, Quintana Roo observa, quizá con una mezcla de asombro y escepticismo, cómo Movimiento Ciudadano se adentra en este proceso electoral. La pregunta que flota en el aire es si lograrán, contra todo pronóstico, revertir su fortuna o si, por el contrario, confirmarán que son meramente un conjunto de resonancias del pasado, incapaces de sintonizar con las necesidades y esperanzas de un electorado ávido de propuestas reales y transformadoras.

Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.

Mi correo: quirozjoaquin@yahoo.com.mx. Sígueme en X @joaquinquirozc y Facebook porlalibrecolumna #Xlalibre #yotambiensoymalix #soyquintanaroo

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