* Eugenio Segura Vázquez “Gino” y Roberto Palazuelos se perfilan como figuras centrales
* Jorge Sanén Cervantes emerge como una inversión segura para Morena y para Quintana Roo
Por Joaquín Quiroz
A medida que Quintana Roo se aproxima a una elección sin precedentes, la ausencia de figuras de peso como Andrés Manuel López Obrador y Mara Lezama Espinosa en la boleta del próximo 2 de junio abre el telón a un escenario político donde las verdaderas capacidades y antecedentes de los candidatos quedan al descubierto. Este contexto nos lleva a un análisis detallado de lo que está en juego, especialmente en la carrera hacia el Senado, donde Eugenio Segura Vázquez “Gino” y Roberto Palazuelos se perfilan como figuras centrales.
Gino Segura, con apenas 30 años (nació el 7 de febrero de 1994), representa el vigor y la promesa de la juventud al servicio de la política. Su carrera es un testimonio del duro trabajo, la integridad y la dedicación. Desde su impecable trayectoria académica hasta su probada eficacia en la gestión de las finanzas públicas de Quintana Roo, Segura se presenta no sólo como un candidato, sino como el estandarte de una nueva generación política comprometida con el progreso real y tangible.
Frente a este joven prometedor, nos encontramos con Roberto Palazuelos, un personaje que, pese a su notoriedad mediática, arrastra un historial lleno de controversias que suscitan serias dudas sobre su idoneidad para ocupar un cargo de tal magnitud. Conocido más por sus escándalos que por contribuciones significativas al bienestar público, Palazuelos ha transitado un camino marcado por el exceso y la frivolidad, alejado del rigor y la responsabilidad que demanda la vida política.
A sus 57 años de edad, nacido el 31 de enero de 1967, el contraste de Palazuelos con Segura no podría ser más pronunciado. Mientras que Gino ha dedicado su juventud al estudio y al servicio público, transformando los desafíos en resultados palpables para la gente de Quintana Roo, Palazuelos parece haberse dedicado más a cultivar una imagen de celebridad que a desarrollar una verdadera vocación de servicio.
Su tardía incursión en el ámbito académico ya que el histrión tiene un título de abogado emitido en 2013, es decir con 46 años de edad y su historial empresarial plagado de litigios y cuestionamientos, hacen difícil considerarlo como la opción más fiable para representar y defender los intereses de los quintanarroenses en el Senado.
La elección que enfrenta Quintana Roo trasciende la mera selección de un nombre en la boleta, es una decisión sobre el tipo de futuro que sus habitantes desean construir. ¿Optarán por un joven cuyas acciones han demostrado una firme determinación por mejorar su estado, o por un personaje cuya carrera ha estado definida más por el espectáculo que por la sustancia?
Es momento de reflexionar profundamente sobre el impacto a largo plazo de esta elección. Los ciudadanos de Quintana Roo merecen líderes que estén a la altura de los desafíos que enfrenta su estado, figuras que inspiren confianza y representen los mejores valores de su comunidad.
En este sentido, la trayectoria y los antecedentes no mienten, son el mejor indicador de lo que un candidato puede ofrecer. Y en esta ocasión, la elección reflejará el presente de Quintana Roo y definirá su futuro. La responsabilidad recae en los electores, quienes deben sopesar cuidadosamente sus opciones y decidir con sabiduría el rumbo que desean tomar.
Está Gino, un joven prodigio de la política local, cuyos logros académicos y profesionales destacan por su impecabilidad. Con una sólida formación en prestigiosas instituciones y un historial de resultados tangibles en la gestión pública, Gino representa la promesa de un liderazgo basado en la disciplina, el trabajo duro y un compromiso genuino con el bienestar de Quintana Roo.
En el otro extremo, Roberto Palazuelos se presenta como un contrincante con un historial menos admirable. A pesar de su éxito empresarial, su carrera actoral y su notoriedad pública, Palazuelos no ha demostrado un impacto significativo ni un compromiso real con el desarrollo de la entidad.
Sus declaraciones de amor por Quintana Roo y su gente, contrastan con la falta de acciones concretas que beneficien a la comunidad, y su historial está manchado por escándalos y cuestionamientos sobre su conducta tanto personal como profesional. Además de ser una competencia por un cargo público, la contienda electoral es un momento decisivo para definir el tipo de representación y liderazgo que desea la sociedad quintanarroense.
Jorge Sanén, agente de la transformación social
En la última emisión de “De Domingo a Domingo” tuvimos el privilegio de conversar con un personaje que no sólo ha dejado huella en la política de Benito Juárez, sino que ha cincelado su legado con las herramientas de la convicción y el compromiso social: Jorge Sanén Cervantes. Regidor con licencia y pilar de Morena en Quintana Roo, Sanén es un aliado clave de la gobernadora Mara Lezama y un estandarte de los valores maristas que sostienen la ética política de la región.
Este servidor público ha tejido una red de solidaridad que trasciende el ámbito político, abrazando causas altruistas con un fervor que sólo puede emanar de una vocación genuina de servicio. Su labor con instituciones como Cáritas y el Banco de Alimentos refleja un espíritu incansable, especialmente en su lucha para liberar a la juventud de las cadenas de la adicción, una misión que bien podría considerarse un apostolado moderno.
Jorge Sanén representa a esa gente que se nutre de ideales y acciones, no de ambiciones desmedidas. Es el tipo de político que, con su presencia, brinda confianza, y es precisamente esta integridad la que lo convierte en un protagonista indiscutible de la próxima contienda electoral. En un escenario político donde la confianza es un bien escaso, Sanén emerge como una inversión segura para Morena y para Quintana Roo.
Como estratega y consejero, su papel en el acompañamiento y respaldo a candidatos de Morena será crucial. En Sanén, los aspirantes a cargos de elección popular encontrarán no sólo un mentor, sino también un ejemplo del servicio público ejercido con honradez y eficacia. A través de su figura, Morena busca dignificar la política, desmarcándose de aquellos que han manchado la reputación del movimiento.
Sanén es más que un político, es un conversador nato, un narrador de historias de cambio, un hombre de familia y valores. Su enfoque no se limita a ganar elecciones, se extiende a ganar corazones y mentes para una causa mayor: la transformación de Quintana Roo.
No perdamos de vista a este artífice del cambio social, porque en las páginas que escribirá la historia política de nuestro tiempo, el nombre de Jorge Sanén Cervantes estará, sin duda, en letras destacadas.
Así que, mis cinco lectores, mientras algunos personajes oscurecen los escenarios de la política con sus desvaríos, otros, como Sanén, iluminan el camino hacia un futuro promisorio. Con gente como él, Morena se dignifica y promete convertir las esperanzas de su gente en realidades tangibles, digno representante de hacer política con corazón.
Curva peligrosa…
La incorporación del gas natural en Quintana Roo, especialmente en destinos turísticos clave como Cancún y Playa del Carmen, representa un avance significativo hacia la sustentabilidad y la eficiencia energética en la región.
Este cambio promete una reducción en los costos de energía para hogares y empresas, además de una disminución considerable en la huella de carbono de estas zonas turísticas.
El gas natural, al ser una de las fuentes de energía fósil más limpia, permite una combustión más eficiente y emite menos contaminantes en comparación con el carbón o el petróleo. Esto es particularmente relevante para Quintana Roo, donde la preservación de los ecosistemas naturales y el turismo sostenible son vitales para su economía y conservación ambiental.
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, Twitter, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten nos leemos pronto Dios mediante, pero que sea Xlalibre.
