*Mientras el huracán Helen se acercaba, Mara no solo emitía instrucciones claras y contundentes, también se mantenía en constante comunicación con los ediles y autoridades locales
* De risa y pena ajena resulta escuchar a quienes creen que el nacer en esta tierra, como por osmosis, los convierte automáticamente en mejores servidores públicos
Por Joaquín Quiroz Cervantes
En medio de la tempestad, mientras el huracán Helen azotaba la zona norte de Quintana Roo, una figura sobresalía con fuerza y determinación: Mara Lezama. Con la confianza de quien sabe que tiene un deber con su gente, la gobernadora no solo tomó las riendas de la situación, también demostró una vez más que en Quintana Roo hay liderazgo, hay gobierno y, sobre todo, hay una líder presente y comprometida.
A lo largo de los años, los quintanarroenses han aprendido a convivir con las inclemencias de la naturaleza, enfrentando lluvias atípicas, tormentas tropicales, depresiones y huracanes.
Sin embargo, la respuesta a estos fenómenos naturales no siempre ha sido la misma. Recordemos aquellos días oscuros durante el mandato de Joaquín Hendricks, cuando la apatía y el descuido eran los protagonistas, mientras la autoridad se desvanecía en la frivolidad; o un Carlos Joaquín, en la ignorancia y lejanía sin atender a la gente en contingencias.
Años de indiferencia y desdén hacia la ciudadanía quedaban reflejados en mandatarios que solo aparecían cuando la contingencia había pasado, para intentar reparar los daños, pero nunca prevenirlos.
Hoy, la realidad es distinta. Desde que fue anunciado lo que desencadenó en Helen, Mara Lezama asumió su papel con firmeza. No esperó a que el huracán tocara tierra; desde el primer aviso, comenzó a tomar las medidas necesarias, preparando a su equipo, informando a la población y liderando desde el C5, uniendo su experiencia comunicativa con su rol de gobernadora.
Su don para conectar con las personas, desarrollado en sus años como comunicadora, le permitió transmitir calma, seguridad y, sobre todo, soluciones concretas a través de cada medio disponible. Con una destreza digna de una gran locutora, Mara tomó las riendas de la comunicación de emergencia, dirigiendo a su equipo con la precisión de quien conoce profundamente los fenómenos hidrometeorológicos y su impacto en la población.
Su transmisión desde el C5 fue un ejemplo de coordinación, rapidez y eficacia. Mientras el huracán Helen se acercaba, Mara no solo emitía instrucciones claras y contundentes, también se mantenía en constante comunicación con los ediles y autoridades locales. En cada palabra, en cada mensaje, se percibía el liderazgo de una mujer que no le teme a la adversidad, que enfrenta las contingencias con la misma determinación con la que lidera día a día.
Una vez pasado el peor momento del fenómeno, Mara no perdió tiempo. Junto a su hermana, Verónica Lezama, presidenta honoraria del DIF, y Ana Paty Peralta, presidenta municipal de Benito Juárez, y demás colaboradores y autoridades, la gobernadora se puso las botas de hule, tomó su impermeable y salió a las calles. Como es su costumbre, no esperó a que le informaran desde la comodidad de una oficina; prefirió estar ahí, recorriendo los sitios afectados, escuchando a la gente, resolviendo problemas.
Su empatía y cercanía se hicieron evidentes una vez más, al garantizar que los quintanarroenses pudieran retomar sus actividades lo más pronto posible, velando incluso por aquellos que enfrentaron dificultades laborales por el huracán.
Dos años han pasado desde que Mara Lezama asumió la gubernatura, y su liderazgo ha dejado una marca indeleble en el estado. Hoy, la gente confía en su gobernadora. Saben que tienen a una líder que no solo está presente en los momentos difíciles, sino que se anticipa a ellos.
Mara Lezama no es una figura distante ni inaccesible, es una voz amiga, una mujer que escucha, que entiende y que, sobre todo, resuelve. En cada contingencia, en cada crisis, su carácter y su casta salen a relucir, iluminando el camino de miles de quintanarroenses que saben que, bajo su liderazgo, Quintana Roo está en buenas manos.
Además, sería más que excelente que Mara Lezama, con esa innata capacidad de comunicación que la caracteriza, regresara a los medios de difusión. Ahora, como gobernadora, su voz tiene un alcance aún mayor.
Imaginarla de nuevo al frente de un programa como Denuncia Ciudadana, pero esta vez desde su posición como la máxima autoridad del estado, sería un privilegio para los quintanarroenses. Tenerla de regreso en los micrófonos, atendiendo de viva voz las demandas de la población y ofreciendo soluciones en tiempo real, reforzaría aún más la cercanía y el compromiso que ya ha demostrado desde el gobierno.
Porque si algo ha demostrado Mara Lezama a lo largo de su carrera, tanto en los medios de comunicación como en su gestión como gobernadora, es que siempre está del lado de la gente. Hoy no solo tiene el poder del micrófono, también el de la acción efectiva, y esa combinación la convierte en una líder indiscutible, la mujer en quien confían los quintanarroenses para seguir adelante.
El absurdo debate sobre la Ley de Origen en Quintana Roo
En un estado como Quintana Roo, donde la mayoría de sus habitantes llegaron de otras latitudes buscando un mejor lugar para vivir, modificar la ley que exigía ser quintanarroense por nacimiento o vecindad para asumir un cargo público es más que lógico, es un paso hacia la coherencia.
Sin embargo, las voces agoreras, llenas de polvo y telarañas mentales, se han alzado para criticar lo que, en realidad, es una muestra de madurez legislativa. De risa y pena ajena resulta escuchar a quienes creen que el nacer en esta tierra, como por osmosis, los convierte automáticamente en mejores servidores públicos. Nada más falso.
Basta con mirar el historial de los nativos “de cepa” que han pasado por el gobierno, y aquí se desmorona el mito de que el lugar de origen asegura calidad. ¿Qué tan bueno fue Joaquín Hendricks, un chetumaleño de cuna, para gobernar? O vayamos al yucateco Carlos Joaquín, cuyo desempeño dejó a muchos con un sabor amargo. Porque no es de gentilicios, no es de ser “local” o “fuereño”; es de capacidades, ética y un genuino compromiso con Quintana Roo.
Y si de personajes pintorescos hablamos, no podemos ignorar al siempre polémico diputado naranja José Luis Pech Várguez. Ahí lo tienen, quintanarroense de nacimiento, que ha pasado por la UQROO, por la Secretaría de Finanzas, como senador y hasta como candidato a gobernador.
En cada uno de estos cargos, el común denominador ha sido el mismo: señalado de corrupto, acusado de bandido. Su origen quintanarroense, por cierto, no le sirvió para nada más que para continuar hundiéndose en la desconfianza pública.
Pero no nos quedemos solo en el sur. En el norte tenemos otra joya: Pedro Joaquín Delbouis, un perfecto ejemplo de que el ser parte de la “casta dorada” de Cozumel no es sinónimo de honradez ni capacidad. ¿O acaso alguien cree que su apellido le otorga una especie de certificado moral que lo haga intocable? Por favor, que alguien me diga dónde está ese mito.
Porque si algo ha quedado claro, es que Quintana Roo ha sido saqueado por igual, tanto por locales como por foráneos: chilangos, poblanos, tabasqueños, veracruzanos, colombianos, venezolanos, chetumaleños, cozumeleños… La lista sigue y sigue.
El gentilicio no define la capacidad para gobernar o servir. Ni pintos ni colorados han hecho la diferencia; lo que marca el cambio es el compromiso con la tierra, el trabajo honesto, y la voluntad de mejorar la vida de los quintanarroenses, sin importar de dónde provengan.
Así que, a los defensores de ese absurdo nativismo, les digo: el pasado reciente ya les demostró que su argumento se desmorona. Los “locales” fueron rechazados estrepitosamente en las urnas en las últimas elecciones. No hay más que recordar a Lidia Rojas, chetumaleña, quien sufrió un aplastante rechazo de sus propios paisanos. Porque aquí no se trata de dónde naciste, sino de qué estás dispuesto a hacer por este estado.
Quintana Roo necesita liderazgo y capacidad, no discursos nostálgicos llenos de ignorancia. Dejemos de lado esos cuentos de “nativos superiores”, que la realidad ya los reprobó. Aquí no hay espacio para nativismos absurdos, solo para quienes de verdad tienen la intención y la capacidad de transformar para bien esta tierra.
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.
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