*Si Movimiento Ciudadano busca seriedad y compromiso, definitivamente apostar por Palazuelos es un paso en la dirección opuesta
*Resulta irónico que el PRIANRD busque hacer pie en un terreno donde ya no tienen nada que buscar, salvo quizás, una digna retirada
Por Joaquín Quiroz
En el teatro de la política mexicana, Movimiento Ciudadano (MC) se está llevando todos los aplausos, pero por las razones equivocadas. En su más reciente acto de desesperación, han decidido lanzar a la arena electoral a una troupe de personajes que más bien parecen sacados de una audición fallida para un reality show que de un proceso de selección de candidatos serios.
Encabezando este desfile de desaciertos tenemos a Roberto Palazuelos, un histrión que parece más enfocado en su próxima selfie que en cualquier propuesta política sustantiva.
Entre poses para cámaras y bailes con marimbas, el “Diamante Negro” intenta brillar en el escenario político sin aportar, ni contenido real ni experiencia. Si Movimiento Ciudadano busca seriedad y compromiso, definitivamente apostar por Palazuelos es un paso en la dirección opuesta.
Por otro lado, el drama de las cartas federales de MC es digno de una telenovela de bajo presupuesto. Layla Flores Terrazas, tras un tour por distintas dependencias, desde la dirección de alcoholes hasta el registro público, y más recientemente como asistente personal de la aún diputada Teodula Yohanet Torres, ahora se ve a sí misma como la próxima estrella legislativa de Movimiento Ciudadano.
Después de un historial de tratar con desdén a sus paisanos, su cinismo alcanza nuevas alturas al soñar con un escaño federal. Si esto fuera poco, Lidia Rojas, quien parece haber pasado su trienio en la labor de “chapear monte”, se suma a la lista de “estrellas” de MC.
No podemos olvidar a los oportunistas coleccionistas de derrotas, como los joaquinistas Jorge Portilla y Jesús Pool, pero esos merecen un capítulo aparte en esta tragicomedia.
Este escenario es un claro ejemplo de la estrategia de “hambruna de poder” de MC, un partido que parece haber perdido el rumbo en su desesperada búsqueda de relevancia. Enviar a la batalla electoral a personajes sin la preparación, experiencia, o incluso el interés genuino en servir al público, es un reflejo del estado actual de desesperación en el que se encuentra.
El partido, en su ansia por captar atención, parece haber olvidado los principios básicos de la política: la representación eficaz, la propuesta de soluciones reales a problemas concretos y, sobre todo, la conexión genuina con las necesidades del pueblo. En cambio, Movimiento Ciudadano ha optado por convertirse en el hazmerreír del ámbito político, apostando por figuras que garantizan titulares por las razones incorrectas.
¿Qué se puede esperar de un partido que considera a Roberto Palazuelos como una de sus mejores cartas? ¿O que ve en Layla Flores Terrazas y Lidia Rojas el futuro político que México necesita? La respuesta es bastante clara: un espectáculo entre la comedia y la tragedia, pero sin la profundidad o el impacto positivo que la política debería tener.
En su carrera por el poder, Movimiento Ciudadano ha elegido el camino de la superficialidad y el oportunismo, ignorando que el electorado busca y merece representantes comprometidos con sus intereses y necesidades. La política no es un reality show, y definitivamente no es un juego. Es una responsabilidad seria hacia la ciudadanía y hacia el futuro del país.
Así, mientras MC continúa con su desfile de equivocaciones, el resto del país observa, entre incrédulo y divertido, esperando el momento en que el partido entienda que, para ganar respeto y votos, primero debe respetar la inteligencia y las necesidades de sus electores. Hasta entonces, Movimiento Ciudadano seguirá siendo una nota al pie en la página de las elecciones, recordado no por sus contribuciones a la política mexicana, sino por sus fallidos intentos de captar la atención a cualquier costo. Bienvenidos al circo de la hambruna de poder, donde la entrada es gratis, pero la salida cuesta el futuro, y en Quintana Roo, claro está, no es naranja
Entre estrategias fallidas y alianzas de conveniencia, lo venidero
A medida que el telón se levanta para el próximo acto de las campañas estatales en Quintana Roo, el espectáculo político ya nos ha ofrecido una tragicomedia digna de análisis. Los preparativos para la renovación del Congreso local y los ayuntamientos parecen más una carrera de obstáculos para algunos, mientras que, para otros, una comedia de errores que no deja de sorprender al público.
Empecemos con la gira presidencial de Xóchitl Gálvez por el estado, un intento tan desesperado por captar atención, como inútil fuera de Playa del Carmen, donde la 4T y Morena han hecho de la derrota un hábito para sus oponentes. Resulta irónico que el PRIANRD busque hacer pie en un terreno donde ya no tienen nada que buscar, salvo quizás, una digna retirada.
La única luz de esperanza para este conglomerado de desventuras políticas parece ser Lili Campos Miranda, cuyas victorias anteriores contra la 4T y Morena le dan el sabor a esta contienda y no se torna difícil ir por su tercera victoria consecutiva al hilo, ganándole a Morena.
La saga de Laura Beristain Navarrete, que parece más aferrada al escenario político de Solidaridad que un náufrago a su balsa, apoyando ahora a Angie Estefanía Mercado Asencio, nos muestra el arte de la reinvención política… o más bien, del disfraz político. La transformación de Mercado Asencio de seguidora del Partido Verde a estrella de Morena, cortesía de los Joaquín, es una muestra del pragmatismo sin principios que caracteriza a nuestra política local.
En Cozumel, la situación no podría ser más desoladora para el PRIAN, con sus candidatos languideciendo en las encuestas como plantas sin agua, el princeso Joaquín y Perlita Tun, cuarenta puntos debajo de sus férreos competidores de la 4T, como José Luis Chacón y Renán Sánchez.
La comparación con los esfuerzos de la 4T en la isla deja en claro que estamos presenciando una competencia entre profesionales y aficionados, donde los últimos parecen estar más interesados en mantener sus privilegios que en servir al público.
La llegada de Xóchitl Gálvez a Quintana Roo y su encuentro con una tropa de operadores políticos más conocidos por sus fracasos que por sus victorias es el colmo del despropósito. Rodearse de personajes como Elda Ayuso Achach, Joaquín Hendricks, y Eduardo Lorenzo Martínez Arcila, entre otros, famosos no por su integridad sino por todo lo contrario, es una estrategia que deja mucho que desear. ¿Es esta la mejor compañía que puede encontrar una candidata presidencial?
Este escenario no sólo es un reflejo de las estrategias fallidas y las alianzas de conveniencia que dominan el panorama político de Quintana Roo, sino también una advertencia de lo que le espera al electorado: un espectáculo donde la coherencia y la integridad son, lamentablemente, los primeros sacrificados.
Entre candidatos reciclados y alianzas improbables, la política en Quintana Roo se asemeja más a un circo que a un proceso serio de selección de liderazgo. La pregunta es: ¿hasta cuándo el público seguirá comprando entradas para este show?
Curva peligrosa…
Los jóvenes y las nuevas generaciones en Playa del Carmen y Cancún están a la expectativa por la llegada del gas natural a sus ciudades. Este entusiasmo se debe a la promesa de beneficios como una mayor eficiencia energética, reducción en los costos de servicios y un impacto ambiental positivo. La anticipación crece día con día, marcando un punto de inflexión hacia un futuro más sostenible y económicamente accesible para todos.
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.
