*José Luis Pech Varguez, conocido por su discurso de “honestidad y cambio” mientras militaba en Morena y, más tarde, en Movimiento Ciudadano, parece estar rodeado de una red familiar y política que contradice sus palabras
Por Joaquín Quiroz Cervantes
El apellido Pech, que durante años ha estado asociado con la política y la educación en Quintana Roo, hoy resuena en los titulares por razones vergonzosas. La reciente condena de José Luis Luis Pech Galera, hijo del diputado local y excandidato a la gubernatura y dirigente de Movimiento Ciudadano en Quintana Roo, José Luis Pech Varguez, expone no solo el entramado de corrupción que carcome las instituciones, por lo que se comprueba la urgencia de contar con la reforma judicial, y se exhibe la complicidad y el cinismo de quienes juraron servir al pueblo.
José Luis Pech Galera, exrector de la Universidad Politécnica de Quintana Roo (UPQR), se declaró culpable de participar en la infame “Estafa Maestra” un esquema que ha saqueado millones de pesos de recursos públicos.
Aunque la sentencia de ocho meses y 29 días “de prisión parece un paso hacia la justicia, el hecho de que la pena sea conmutable por trabajos comunitarios genera una amarga sensación de impunidad. Peor aún, la decisión de la juez Alejandra Domínguez Santos de eximirlo temporalmente de resarcir los 20 millones de pesos del desfalco insulta a una sociedad que clama por transparencia y sanciones reales.
Esta condena no es un caso aislado, sino un reflejo de cómo las estructuras de poder en Quintana Roo han sido utilizadas para el enriquecimiento ilícito de unos cuantos. José Luis Pech Varguez, conocido por su discurso de “honestidad y cambio” mientras militaba en Morena y, más tarde, en Movimiento Ciudadano, parece estar rodeado de una red familiar y política que contradice sus palabras.
¿Acaso Pech Varguez desconocía los manejos irregulares de su hijo como rector? Difícil de creer. La relación entre política y educación ha sido históricamente un terreno fértil para la corrupción en México, y la UPQR, bajo la administración de Pech Galera, no fue la excepción. La falta de supervisión, los contratos opacos y la desviación de recursos son el legado de una gestión que debería haber apostado por la formación de futuros líderes, no por el saqueo.
La sentencia contra Pech Galera plantea serias interrogantes sobre la capacidad del sistema judicial para sancionar a los responsables de desfalcos millonarios. Mientras miles de ciudadanos enfrentan penas severas por delitos menores, un desvío de 20 millones de pesos se castiga con trabajos comunitarios.
El caso de José Luis Pech Galera es un recordatorio de que la corrupción no es un problema abstracto ni lejano. Cada peso desviado es un hospital que no se construye, una escuela que no recibe recursos, una comunidad que queda en el abandono. La sociedad tiene el derecho y el deber de exigir cuentas, no solo a quienes cometen estos delitos, sino también a quienes los protegen y permiten.
José Luis Pech Varguez, como figura pública, debe asumir su responsabilidad política y moral. Su silencio ante el caso de su hijo es una aceptación implícita de la corrupción que tanto prometía combatir. Quintana Roo hoy mudada a Movimiento Ciudadano.
Es hora de que los ciudadanos tomen nota y no permitan que casos como este se olviden con el paso del tiempo, a corruptos de este tipo ni perdón ni olvido
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.
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