* Chetumal comenzó su declive con el ex edil Andrés Florentino Ruiz Morcillo, quien incrementó la deuda municipal y convirtió las luminarias en un gran negocio
*Celebramos el Día de la Libertad de Expresión, un pilar fundamental de nuestra democracia y un derecho que no puede ser negociado
Por Joaquín Quiroz Cervantes
En el reciente proceso electoral, México entero decidió en las urnas que la 4T y su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, eran la mejor opción. En Quintana Roo, el efecto Sheinbaum fue contundente: Eugenio “Gino” Segura y Anahí González se aseguraron su lugar en el Senado, mientras que cuatro legisladores de Morena y el Verde obtuvieron sus curules, al igual que 15 diputados locales de mayoría relativa. Todo parecía transcurrir sin problemas, excepto en Chetumal, municipio de Othón P. Blanco, donde la votación fue cerrada, dejando como ganadora a Yensunni Martínez Hernández con 38,248 votos, superando apenas a Lidia Rojas Fabro con 38,205 sufragios.
Este pequeño desfase en la hegemonía de Morena y la 4T muestra la solidez de los partidos en Quintana Roo y México, pero también evidencia que Chetumal, en el capítulo de presidencia municipal, decidió votar distinto. Mientras en las otras boletas arrasaban los candidatos de Morena, la alcaldía no siguió el mismo patrón.
En redes sociales y manifestaciones en las calles chetumaleñas, donde Lidia Rojas Fabro prometió “defender la corrupción”, es evidente que los votantes de Movimiento Ciudadano parecen vivir en una realidad alterna o carecer de memoria histórica. La crítica hacia la alcaldesa capitalina actual se ha intensificado, pero vale la pena recordar el estado del municipio antes de su llegada.
Chetumal comenzó su declive con el ex edil Andrés Florentino Ruiz Morcillo, quien incrementó la deuda municipal y convirtió las luminarias en un gran negocio. Carlos Mario Villanueva Tenorio continuó con la deuda y sus fracasos políticos lo relegaron al olvido. Eduardo Espinosa Abuxapqui, en su segundo trienio, no logró repetir el éxito del primero debido a las deudas acumuladas y la falta de apoyo estatal.
La administración de Luis Torres Yañez, bajo la bandera del PAN y PRD, tampoco destacó, perpetuando el abandono de la capital. Durante todos esos años, la inseguridad y el descuido de espacios públicos se volvieron la norma. La promesa de cambio de Carlos Joaquín no se materializó, y Chetumal siguió en el olvido.
En 2018, el fenómeno Morena llevó a Hernán Pastrana al poder, pero su mandato fue breve y dejó el puesto a Otoniel Segovia, quien no dejó una buena impresión. Yensunni Martínez asumió la alcaldía en 2021, recibiendo un municipio endeudado, inseguro y con problemas de infraestructura. Sin embargo, en lugar de enfocarse en los logros y esfuerzos de su administración, las críticas se centraron en su apariencia física y en las redes sociales.
Lidia Rojas Fabro, una regidora sin méritos destacables, intentó erigirse como la salvadora de Chetumal, basando su campaña en promesas vacías y ataques personales. Algunos votantes, engañados por su retórica, la apoyaron, olvidando su historial de nepotismo y conflictos partidistas.
Es fácil culpar a Yensunni por los problemas de Chetumal, pero hay que recordar los antecedentes de la administración municipal. Muchos funcionarios anteriores han contribuido al deterioro de la ciudad, y es injusto cargar todo el peso de la crítica sobre una sola persona.
La apariencia física no debe ser un criterio para evaluar la capacidad de gobernar. Es momento de apostar por la inteligencia y no por la ignorancia, y reconocer los esfuerzos de quienes intentan mejorar la ciudad en medio de circunstancias adversas.
Entonces, ¿qué quieren los chetumaleños que descalifican a Yensunni? ¿Por qué no ven todo lo que hubo antes de ella? Es una pregunta que nos lleva a reflexionar sobre nuestra memoria colectiva y nuestras expectativas hacia quienes nos gobiernan.
La derrota de ELMA: el viejo y mal político que no aprendió
Fue de risa y sinónimo de desesperación ver a Eduardo Lorenzo Martínez Arcila, mejor conocido como ELMA, aspirar a ser diputado local por el PAN en el distrito 07 de Cancún. Este panista, quien hasta la fecha no ha explicado cómo hizo para desaparecer millones de pesos del Congreso del Estado, decidió que podía ser diputado por tercera vez, pero esta vez a través del voto directo y no de la cómoda vía plurinominal.
El decano panista, siempre presumido de su amistad con otro inepto, Marko Cortés, se lanzó como candidato del PRI y PAN en contra del joven maravilla Eric Arcila Arjona, un novel talento político de apenas 25 años, quien representaba a Morena, Verde y PT. La campaña de ELMA, un desastre diseñado por alguien que claramente no tenía idea de lo que hacía, se resumía en un patético slogan: “Arcila el Bueno”. Nunca se aclaró si era bueno para nada, bueno para robar, o bueno para hacer el ridículo, o todas las anteriores.
Eric Arcila, por otro lado, realizó una campaña brillante, con la que obtuvo 40,316 votos; mientras que el viejo Arcila apenas alcanzó 4,030 sufragios, según el PREP. En el conteo final, Eric superó los 46,000 votos, aplastando a ELMA en una masacre electoral que quedará en la historia política de Cancún. El candidato ganador obtuvo un 900.40% más votos que el perdedor, lo que significa que Eric Arcila obtuvo casi 11 veces más votos que ELMA, en el resultado final.
La derrota de Eduardo Lorenzo Martínez Arcila fue monumental. El joven talento político envió a las regaderas al viejo político, goleado y expulsado de la vida política. La soberbia y descalificación que manejaba el otrora diputado panista se estrellaron contra la realidad. ELMA, quien había logrado algo en política gracias a su padrino político, Carlos Joaquín, mejor conocido como Chespirito, demostró ser incapaz de sostenerse por sí mismo. Su caída fue triste y humillante.
Eduardo Martínez, quien cuando era titular del legislativo se creía una deidad, ahora es digno de lástima. Los jóvenes políticos vienen con todo, y más cuando enfrente tienen a un saco de simulaciones y fantasías. La derrota de ELMA nos recuerda que, como bien dicen, “chango viejo no aprende maroma nueva”.
Curva peligrosa…
Hoy, 7 de junio, celebramos el Día de la Libertad de Expresión, un pilar fundamental de nuestra democracia y un derecho que no puede ser negociado. Este día nos recuerda la importancia de poder expresar nuestras ideas sin miedo a represalias y la necesidad de una prensa libre que actúe como guardián de la verdad y la justicia.
En este día, es imperativo reconocer y rendir homenaje a los valientes periodistas que, con su pluma y su voz, defienden la libertad de información y mantienen informada a la sociedad. En un entorno donde la verdad puede ser peligrosa y el silencio puede ser mortal, como periodistas nos enfrentamos a desafíos inimaginables. Desde la cobertura de conflictos hasta la exposición de la corrupción, nuestra labor no solo ilumina la verdad, también da voz a los sin voz.
En México, ser periodista es una profesión de alto riesgo. La valentía y la determinación de nuestros compañeros para seguir adelante, a pesar de las amenazas y la violencia, es verdaderamente admirable. En cada reportaje, en cada columna y en cada noticia, hay un compromiso inquebrantable con la verdad y con la ciudadanía.
Hoy, más que nunca, debemos alzar la voz y exigir condiciones seguras para el ejercicio del periodismo. No podemos permitir que la censura, el miedo o la violencia nos silencien a quienes tenemos la responsabilidad de informar. Defender la libertad de expresión es defender la democracia, y ello comienza con la protección y el reconocimiento del gremio periodístico.
Así que, en este 7 de junio, celebremos la libertad de expresión y honremos a aquellos que, día a día, arriesgan su vida para que la verdad prevalezca. Nuestra labor es invaluable y nuestro coraje, inspirador. La libertad de expresión no es solo un derecho; es la esencia misma de nuestra democracia, larga vida al periodismo y a los periodistas.
Y recuerden… esto es sólo para informad@s, si ustedes no estuvieran ahí leyendo yo no estaría aquí escribiendo, y si ser Malix el Huso Horario, el Whatsapp, el Facebook, X, la CFE, López, el Covid19, los troles y envidiosos nos lo permiten, nos leemos pronto, Dios mediante, pero que sea XLaLibre.
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