Por Gustavo Rentería*
El 2 de junio de 2024 también estará en juego la gubernatura de Morelos.
A pesar de que Cuauhtémoc Blanco resultó un fiasco, la fuerza de Morena aún pesa (y mucho) en aquella entidad, vecina de Puebla, Guerrero y la Ciudad de México.
La entidad que lleva el nombre del destacado militar insurgente durante la Guerra de Independencia tiene 4958 kilómetros cuadrados y representa el .25 por ciento del territorio nacional, ocupando el lugar numero 30 con relación con los demás estados de la República.
Es un estado pequeño, pero se convirtió desde años atrás en sitio de segundas residencias de ricos y famosos, y lugar de descanso y esparcimiento para millones de personas que gustan del clima cálido combinado con las albercas.
Por ejemplo, es muy común ver a la familia Slim los fines de semana, en su propio campo de golf desde 1984, cuando don Carlos adquirió lo que alguna vez inauguró el general Plutarco Elías Calles, en 1934.
O bien, a miles de familias que disfrutan de los balnearios como La Onda, Ojo de Agua, Agua Hedionda, El Paraíso, Las Huertas, Los Amates, La Cascada, Las Pilas, La Parcela o Las Tazas.
Según las más recientes encuestas si la elección se celebrara hoy, para escoger el sucesor del futbolista, repetiría la 4T con casi 50 por ciento de los votos, y la coalición opositora, únicamente con 25 % de los sufragios. Movimiento Ciudadano, hoy no cuenta.
Para jugársela en contra del gobierno en turno, suenan: José Luis Urióstegui, Oscar Daniel Martínez Terrazas, Juan Jesús Anzures, José Amado Orihuela, Ángel García, Jorge Inzunza, Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame.
Por cierto, los últimos dos ya fueron gobernadores, y también encabezan las preferencias para el Senado.
En MC, solo tienen dos gallos: Maricela Jiménez y Julio César Solís.
El candidato oficial está entre Lucy Meza, Rabindranath Salazar, Juan Ángel Flores, Margarita González Saravia y Rafael Reyes. Y hacen su luchita Mirna Zavala, Sergio Pérez, Ulises Bravo y Jorge Arturo Argüelles.
La pregunta es si le alcanzará al de Tepito. Es decir, el americanista logrará meter a su oficina a quien se decida en Palacio.
Desde la mayor parte del país la lógica indica que sí; pero dentro de Morelos se cruzan apuestas de que no. Hay tal enojo, decepción, enfurecimiento, enfado, cabreo, irritación y molestar, que se pronostica un voto de castigo contra todo que huela a Cuauhtémoc.
Valdrá la pena ver el comportamiento del electorado en Morelos en 2024, donde todo indica, se la cobrarán a quien los trata de la patada.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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